Anoche, Antonio Domingo Bussi se fue para siempre de Tucumán. Después de tres días de agonía, el ex represor, de 85 años, murió a las 16.45, en el Instituto Privado de Cardiología, en donde estaba internado debido a una insuficiencia cardíaca crónica en etapa avanzada. Mañana a las 10.30 será enterrado en el cementerio Jardín de Paz, en la localidad bonaerense de Pilar, donde partió anoche en una trafic de la funeraria Flores.
Allí, en la vereda del pasaje Padilla de esta ciudad, unos 50 seguidores del ex gobernador de Tucumán de la dictadura y de la democracia fueron a darle su adiós final. "¡Viva el general!", "con él estábamos seguros", "mueran los Montoneros" o "lo mejor que le pasó a este país son los militares" fueron algunos de sus clamores.
También cantaron el Himno Nacional y rezaron el rosario.
Dentro de la funeraria, en una de las salas velatorias, a la que sólo tuvieron acceso sus parientes y el párroco de La Merced, monseñor Liborio Luis Randisi -les solicitó explícitamente a los familiares estar presente, según informó Pablo Calvetti- se le ofició una ceremonia religiosa íntima.
A las 20.30 finalmente partió la trafic entre papelitos blancos, banderas celestes y blancas y medios de prensa locales y nacionales.
Bussi murió justo el día en que comenzó en Tucumán el juicio oral y público por violación de domicilio, privación ilegítima de libertad y homicidio agravado, en perjuicio de Juan Carlos Aguirre y Margarita Susana Azize Weiss. Los hechos se produjeron en los 70, durante la dictadura militar. El único que será juzgado por el caso es el ex policía Roberto Heriberto "Tuerto" Albornoz, ya que tanto Antonio Bussi como su ex jefe militar, el también represor Luciano Benjamín Menéndez, habían sido apartados del juicio por razones de salud.
Bussi murió habiendo sido condenado en 2008 sólo por el secuestro y la desaparición del senador peronista Guillermo Vargas Aignasse, pese a que pesaban sobre él numerosas causas más sobre crímenes de lesa humanidad cometidos en los 70. El represor venía cumpliendo su condena a perpetua en la residencia de un country de Yerba Buena, y nunca lo hizo en una cárcel común. Estaba detenido desde el 15 de octubre de 2003.
"Murió sin sufrir, porque estaba inconsciente", afirmó el legislador Ricardo Bussi, en un diálogo con la prensa, a las puertas de la clínica, rodeado por seguidores y ex colaboradores del ex general. A diferencia del resto de su familia directa, que tenía previsto viajar hoy a la mañana a Pilar, Ricardo Bussi se quedará en Tucumán para participar, hoy a las 20, en la parroquia San Roque, de una misa en ocasión de la muerte de su padre.
En la funeraria estuvieron personalidades de la política local, como el ex vicegobernador de Bussi, Raúl Topa; el ex diputado Roberto Lix Klett, el edil Claudio Viña, el ex edil Adolfo Matías (de FR) y el ex secretario de Familia, Raúl Reinoso (del Partido Republicano Fundacional, del otro hijo del ex militar, el ex legislador Luis José Bussi).
En los últimos meses, las internaciones del ex gobernador de facto se hicieron cada vez más frecuentes, a partir del agravamiento de su cuadro de afección cardíaca y pulmonar. En las últimas horas, además, sufrió complicaciones en los riñones y en el hígado. "Hemos acordado con los médicos no hacerle tratamientos invasivos: no dializarlo ni ponerle respirador artificial, porque no tiene sentido extender la agonía. Quedó en manos de Dios. Estamos toda la familia a su lado, acompañándolo", había dicho el miércoles Ricardo Bussi.
En Tucumán, Bussi asumió el 24 de marzo de 1976 como interventor militar, tarea que desempeñó hasta diciembre de 1977. En su despedida, sostuvo que había conseguido la pacificación de la provincia y le entregó el mando a Lino Montiel Forzano. En los 80, inició su carrera política: salió cuarto en las elecciones provinciales de 1987 y un año después fundó FR. Precisamente, esta organización gravitó en la vida política provincial durante los 90. De hecho, Bussi fue electo diputado nacional en 1993 y, dos años después, elegido gobernador, con 262.000 votos. Desempeñó ese cargo hasta 1999. Nunca más ocuparía un cargo electivo. En 2003 fue electo intendente, pero no pudo asumir porque ya había sido detenido por violaciones a los derechos humanos.
Allí, en la vereda del pasaje Padilla de esta ciudad, unos 50 seguidores del ex gobernador de Tucumán de la dictadura y de la democracia fueron a darle su adiós final. "¡Viva el general!", "con él estábamos seguros", "mueran los Montoneros" o "lo mejor que le pasó a este país son los militares" fueron algunos de sus clamores.
También cantaron el Himno Nacional y rezaron el rosario.
Dentro de la funeraria, en una de las salas velatorias, a la que sólo tuvieron acceso sus parientes y el párroco de La Merced, monseñor Liborio Luis Randisi -les solicitó explícitamente a los familiares estar presente, según informó Pablo Calvetti- se le ofició una ceremonia religiosa íntima.
A las 20.30 finalmente partió la trafic entre papelitos blancos, banderas celestes y blancas y medios de prensa locales y nacionales.
Bussi murió justo el día en que comenzó en Tucumán el juicio oral y público por violación de domicilio, privación ilegítima de libertad y homicidio agravado, en perjuicio de Juan Carlos Aguirre y Margarita Susana Azize Weiss. Los hechos se produjeron en los 70, durante la dictadura militar. El único que será juzgado por el caso es el ex policía Roberto Heriberto "Tuerto" Albornoz, ya que tanto Antonio Bussi como su ex jefe militar, el también represor Luciano Benjamín Menéndez, habían sido apartados del juicio por razones de salud.
Bussi murió habiendo sido condenado en 2008 sólo por el secuestro y la desaparición del senador peronista Guillermo Vargas Aignasse, pese a que pesaban sobre él numerosas causas más sobre crímenes de lesa humanidad cometidos en los 70. El represor venía cumpliendo su condena a perpetua en la residencia de un country de Yerba Buena, y nunca lo hizo en una cárcel común. Estaba detenido desde el 15 de octubre de 2003.
"Murió sin sufrir, porque estaba inconsciente", afirmó el legislador Ricardo Bussi, en un diálogo con la prensa, a las puertas de la clínica, rodeado por seguidores y ex colaboradores del ex general. A diferencia del resto de su familia directa, que tenía previsto viajar hoy a la mañana a Pilar, Ricardo Bussi se quedará en Tucumán para participar, hoy a las 20, en la parroquia San Roque, de una misa en ocasión de la muerte de su padre.
En la funeraria estuvieron personalidades de la política local, como el ex vicegobernador de Bussi, Raúl Topa; el ex diputado Roberto Lix Klett, el edil Claudio Viña, el ex edil Adolfo Matías (de FR) y el ex secretario de Familia, Raúl Reinoso (del Partido Republicano Fundacional, del otro hijo del ex militar, el ex legislador Luis José Bussi).
En los últimos meses, las internaciones del ex gobernador de facto se hicieron cada vez más frecuentes, a partir del agravamiento de su cuadro de afección cardíaca y pulmonar. En las últimas horas, además, sufrió complicaciones en los riñones y en el hígado. "Hemos acordado con los médicos no hacerle tratamientos invasivos: no dializarlo ni ponerle respirador artificial, porque no tiene sentido extender la agonía. Quedó en manos de Dios. Estamos toda la familia a su lado, acompañándolo", había dicho el miércoles Ricardo Bussi.
En Tucumán, Bussi asumió el 24 de marzo de 1976 como interventor militar, tarea que desempeñó hasta diciembre de 1977. En su despedida, sostuvo que había conseguido la pacificación de la provincia y le entregó el mando a Lino Montiel Forzano. En los 80, inició su carrera política: salió cuarto en las elecciones provinciales de 1987 y un año después fundó FR. Precisamente, esta organización gravitó en la vida política provincial durante los 90. De hecho, Bussi fue electo diputado nacional en 1993 y, dos años después, elegido gobernador, con 262.000 votos. Desempeñó ese cargo hasta 1999. Nunca más ocuparía un cargo electivo. En 2003 fue electo intendente, pero no pudo asumir porque ya había sido detenido por violaciones a los derechos humanos.